Beltrán Haddad: Delitos "on line"
Internet ha crecido de manera sorprendente. No hay forma de explicar ese manejo de la palabra en las nuevas tecnologías de la comunicación sin que ello no pase por lo que alguien denominó "situación jurídica fronteriza con el salvaje Oeste". Por supuesto, lo primero que tocó la red fue lo más profundamente sentido por el hombre o la mujer, eso que llaman "intimidad", de la que no se debe comunicar nada. Sin embargo, cada día se nos hace más difícil entender lo que podría ser una verdadera comunicación en el futuro y sus implicaciones en la vida de las personas. Se trata del desarrollo de la libertad de expresión y los abusos que a diario se cometen en un derecho a comunicar que algunos creen ilimitado. Bien decía Kant que la técnica sin la ética es ciega.
En la red, en eso que llaman "portales", se lesiona permanentemente la intimidad y la vida privada. Hace un tiempo imaginé, leyendo a Jean d'Arcy, que la ansiada comunicación horizontal, arborizada, de todos en una red humana, sería la más perfecta y pura infraestructura para expresarse. Hoy no es así porque la ética desapareció de la red y, detrás de la tecnología, la indecencia y el anonimato llegaron como amenazas reales contra todos. Entramos en una crisis que ahora, con las nuevas y poderosas tecnologías, se nos hace altamente escabrosa por los dilemas éticos y legales que ella plantea. Es decir, apareció el más grande infierno de la palabra en la red, a manera de noticiero cibernético, o como lo llamen, para llenar sus espacios con delitos "on line". Es la ciberdelincuencia con sus estafas en subastas y ventas engañosas, la pornografía, la apología al delito y los atentados al honor y reputación de las personas. En fin, llegó el delito con mañas tecnológicas.
Pero es bueno saber que la mayor parte de los delitos que se cometen "on line" están en el Código Penal y otras leyes, y que en la red puede estar todo aquello que una persona quiera difundir, dentro del derecho a expresarse, pero no se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios. Así lo dice la Constitución y cada quien que asuma su responsabilidad. Ahora, lo que hay que hacer no es inventar vainas, sino soltarles el Código Penal a esa peligrosa delincuencia que emerge de la red.
bhaddad@cantv.net
En la red, en eso que llaman "portales", se lesiona permanentemente la intimidad y la vida privada. Hace un tiempo imaginé, leyendo a Jean d'Arcy, que la ansiada comunicación horizontal, arborizada, de todos en una red humana, sería la más perfecta y pura infraestructura para expresarse. Hoy no es así porque la ética desapareció de la red y, detrás de la tecnología, la indecencia y el anonimato llegaron como amenazas reales contra todos. Entramos en una crisis que ahora, con las nuevas y poderosas tecnologías, se nos hace altamente escabrosa por los dilemas éticos y legales que ella plantea. Es decir, apareció el más grande infierno de la palabra en la red, a manera de noticiero cibernético, o como lo llamen, para llenar sus espacios con delitos "on line". Es la ciberdelincuencia con sus estafas en subastas y ventas engañosas, la pornografía, la apología al delito y los atentados al honor y reputación de las personas. En fin, llegó el delito con mañas tecnológicas.
Pero es bueno saber que la mayor parte de los delitos que se cometen "on line" están en el Código Penal y otras leyes, y que en la red puede estar todo aquello que una persona quiera difundir, dentro del derecho a expresarse, pero no se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios. Así lo dice la Constitución y cada quien que asuma su responsabilidad. Ahora, lo que hay que hacer no es inventar vainas, sino soltarles el Código Penal a esa peligrosa delincuencia que emerge de la red.
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Saludos de Mario Marx ☭
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